Título original: Stenhuggaren
Traductora: Carmen Montes Cano
Maeva Ediciones, 2009
Camilla Läckberg, 2005
Tercer libro de la autora, y el más horrible (en el buen sentido) de los tres. No espereis que Erica vuelva a investigar como no sea las etiquetas de los potitos que le da a su hija (que ya ha nacido) Maja. Ni de escribir tiene tiempo. Sigue recayendo toda la investigación en Patrick, que además para eso trabaja de policía. A veces me siento estafada por Läckberg, no creo que pueda decirse (como leo en la contraportada de uno de los libros) que "este es el nacimiento de una atractiva nueva investigadora" (según Yo Dona). ¿De qué investigadora hablan? No será de la nueva madre que, además, esta pasando por una depresión posparto que le consume las pocas fuerzas que le quedan y teniendo en cuenta también que está sin noticias de su hermana (relación siempre complicada entre las dos con Erica ejerciendo de madre e intentando compensar para su hermana pequeña el cariño que la madre no fue capaz de darles a ninguna de las dos).
Estamos ante un drama terrible, con esos capítulos en retrospectiva, que tan efectivos resultan. Son dos historias que al final terminan convergiendo en una sola. Por un lado, el asesinato de una niña de siete años, hija de una amiga de Erica. Por otro la historia de una mujer fría y calculadora capaz de matar y engañar para conseguir lo que quiere. Desde 1923 vemos como avanza esta historia, de nuevo únicos e impotentes testigos de lo que ocurre. De cómo se puede transformar a un niño en un monstruo, de la casualidad que hace que uno esté en el lugar equivocado en el peor momento y cómo esto cambiará tu historia para siempre. Te dan ganas de contarlo todo porque sabemos cosas de cada personaje que ni él mismo sabe. Con Läckberg cada vez tenemos más secretos. Me recuerda a la película de La Celda: aunque uno odie al asesino, no puede sino sentir lástima por el niño indefenso que una vez fue, y por lo que le hicieron hasta acabar transformándolo en lo que es ahora.
Por otra parte también se mezcla en esta historia el abuso sexual a menores, el acoso de los vecinos y los chismes que hacen que una enfermedad mental te convierta a los ojos de la gente en un potencial asesino y violador, la violencia doméstica y, por último, la infidelidad conyugal, que también es traición aunque comparada con el resto del menú no parezca tan importante.
En resumen, muy recomendable si te gusta la novela negra nórdica. Eso sí, aviso de que te deja mal cuerpo.
Estamos ante un drama terrible, con esos capítulos en retrospectiva, que tan efectivos resultan. Son dos historias que al final terminan convergiendo en una sola. Por un lado, el asesinato de una niña de siete años, hija de una amiga de Erica. Por otro la historia de una mujer fría y calculadora capaz de matar y engañar para conseguir lo que quiere. Desde 1923 vemos como avanza esta historia, de nuevo únicos e impotentes testigos de lo que ocurre. De cómo se puede transformar a un niño en un monstruo, de la casualidad que hace que uno esté en el lugar equivocado en el peor momento y cómo esto cambiará tu historia para siempre. Te dan ganas de contarlo todo porque sabemos cosas de cada personaje que ni él mismo sabe. Con Läckberg cada vez tenemos más secretos. Me recuerda a la película de La Celda: aunque uno odie al asesino, no puede sino sentir lástima por el niño indefenso que una vez fue, y por lo que le hicieron hasta acabar transformándolo en lo que es ahora.
Por otra parte también se mezcla en esta historia el abuso sexual a menores, el acoso de los vecinos y los chismes que hacen que una enfermedad mental te convierta a los ojos de la gente en un potencial asesino y violador, la violencia doméstica y, por último, la infidelidad conyugal, que también es traición aunque comparada con el resto del menú no parezca tan importante.
En resumen, muy recomendable si te gusta la novela negra nórdica. Eso sí, aviso de que te deja mal cuerpo.
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