Título original: Παλιά, πολύ παλιά Traductora: Ersi Marina Samará Spiliotopulu
1ªedición: marzo de 2009
Colección Andanzas
Tusquets Editores, S.A.
Petros Márkaris, 2008
Esta es la segunda novela que leo del escritor griego Petros Márkaris y de su protagonista el comisario Kostas Jaritos. En esta ocasión el comisario y su esposa Adrianí están de vacaciones en Estambul, huyendo un poco de la pelea que han tenido con su hija por haberse casado sólo por lo civil y no por la iglesia. Mientras están comiendo con su grupo turístico, un hombre le pide ayuda para encontrar a su vieja niñera que partió de Grecia para ver por última vez la tierra que la vio nacer y cuyo rastro se ha perdido en el camino. De esta manera Jaritos se ve envuelto en una cadena de asesinatos que llegan desde Grecia a Estambul y que se entrelazan con la historia del país y de la población griega que vivió la represión turca.
Tengo que hacer especial mención del trabajo de traducción que, con sus notas a pie de página, facilita enormemente que el lector medio (como yo, pobre analfabeta en lo que a historia moderna de Grecia se refiere) entre en antecedentes y sepa de qué está hablando el autor. Nunca se agradece bastante este esfuerzo que, para mí, diferencia al gran traductor del mediocre.
Esta es la segunda novela que leo de Markáris y tengo que reconocer que me fascina cómo escribe. Su comisario no es uno de esos super investigadores que te dejan con la boca abierta sino un hombre cercano, que se concentra en encontrar las respuestas a través de los hechos y de las declaraciones, con una vida familiar normal y los típicos roces que ésta conlleva. La prosa de Markáris es sencilla y directa, y su narración en primera persona hace que te sientas más cercana al personaje, ya que sabes lo que piensa y siente aunque siga teniendo ese punto éxotico de todo el que vive en otro país.
Este libro, además de todo el interés que tiene el caso de investigación, te sumerge en el modo de vida de Estambul (o Constantinopla, como la siguen llamando los griegos) lugar de nacimiento de Markáris, en la historia entre Grecia y Turquía y en la historia de las minorías que sufren la represión de la población mayoritaria sin importar el país.
Tengo que hacer especial mención del trabajo de traducción que, con sus notas a pie de página, facilita enormemente que el lector medio (como yo, pobre analfabeta en lo que a historia moderna de Grecia se refiere) entre en antecedentes y sepa de qué está hablando el autor. Nunca se agradece bastante este esfuerzo que, para mí, diferencia al gran traductor del mediocre.
Esta es la segunda novela que leo de Markáris y tengo que reconocer que me fascina cómo escribe. Su comisario no es uno de esos super investigadores que te dejan con la boca abierta sino un hombre cercano, que se concentra en encontrar las respuestas a través de los hechos y de las declaraciones, con una vida familiar normal y los típicos roces que ésta conlleva. La prosa de Markáris es sencilla y directa, y su narración en primera persona hace que te sientas más cercana al personaje, ya que sabes lo que piensa y siente aunque siga teniendo ese punto éxotico de todo el que vive en otro país.
Este libro, además de todo el interés que tiene el caso de investigación, te sumerge en el modo de vida de Estambul (o Constantinopla, como la siguen llamando los griegos) lugar de nacimiento de Markáris, en la historia entre Grecia y Turquía y en la historia de las minorías que sufren la represión de la población mayoritaria sin importar el país.
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