domingo, 22 de julio de 2012

La trampa de miel. El primer caso de la agente Marian Dahle - Unni Lindell

Título original: Honningfellen
Traductora: Lotte K. Tollefsen
Colección Siruela Policiaca
Ediciones Siruela, S.A., 2011
Unni Lindell, 2007
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El otro día cuando fui a la biblioteca a devolver unos libros, me llamó la atención este en la sección de novela de intriga. Como había leído otros libros de la colección, y andaba un poco cansada de los escritores suecos, decidí darle una oportunidad porque parecía el primer volumen de una serie y no había leído nada de la autora, que se llama Unni Lindell y es noruega.
No puedo negar que el libro me atrapó y me lo leí de un tirón, pero tengo que reconocer que una de dos, o es inverosímil o yo soy una ingenua. Y es que para que este caso se desarrolle tienen que darse bastantes circunstancias, la más difícil de todas es que se vean implicados en él varios perturbados mentales, algunos de ellos sin relación genética entre sí. Ahora que lo pienso, puede que ese fuera uno de los motivos que me tuvo tan enganchada: estaban todos tan pirados que no sabía por cuál sospechoso se decidiría la autora.
El libro empieza con un niño de seis años desaparecido. Lo vieron por última vez huyendo del patio de una vecina (perturbada 1ª) a la que no le gusta que los niños pasen por su propiedad (ni los perros, ni la furgoneta de los helados, ni nadie, en resumen), después de eso parece que se desvanece en el aire, y ya hace una semana de esto. Después aparece atropellada (y previamente maltratada) una trabajadora letona que trabaja en la misma empresa que el conductor de la furgoneta de los helados (2º perturbado) que reparte en el barrio donde desapareció el niño. De hecho, el conductor era su novio y vivía en el mismo bloque de viviendas. Por si fuera poco, el conductor tiene un hermano mayor (3º perturbado) que vive aún con su anciana madre (el padre los abandonó) que se dedica a cuidar gatos cuando los dueños se van de vacaciones (la madre, porque lo que es el hijo no da palo al agua). A la madre le dan mal rollito sus retoños pero no quiere pararse a pensar mucho, no sea que vaya a descubrir algo que no le guste. Esto como aperitivo. Luego tenemos a dos amigas de once años que parecen que han visto más de lo que dicen con respecto a la desaparición del niño, Patrik, y por las que andas temiendo todo el libro, porque son carne de agresor y parecen tontear con el conductor de los helados. A dos hermanos musulmanes que son los dueños del negocio donde trabajaba la letona, su amiga (otra letona ilegal) y el novio y también los dueños del inmueble donde viven. A un jefe de investigación (Cato Isaksen) cincuentón (o cuarentón, no lo recuerdo) pero con 6 años de madurez emocional tirando por lo alto, que se ha reincorporado al trabajo hace una semana y está enrabietado porque han contratado a Marian Dahle sin pedirle aprobación ni permiso. La misma Marian Dahle es una coreana adoptada por unos malvados padres noruegos cuando era niña y siempre va con su boxer Birka, la lleva incluso al trabajo. Sin venir a cuento tiene que aguantar las tonterías de Cato (auténticas rabietas infantiles), menos mal que casi todos los compañeros la apoyan. 
No me quiero extender más. En el libro se presentan los ya clásicos del género nórdico, animales mutilados y violación infantil pero (y lo agradezco infinito) no nos torturan con flash backs "en la mente del asesino".
La traductora comete un par de errores en la traducción, errores del tipo que cometen los extranjeros cuando hablan español, por ejemplo cito: "... y la boca medio abierta con sus paletos demasiado grandes. " (¡¿paletos?!)
Hay que esperar a ver cómo evoluciona el personaje, en fin.

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